Abogados en Chile después de la pandemia
Estado Diario
Ariel Wolfenson.
Claro es que, terminada la pandemia, las cosas no pueden volver a ser como antes. Si fingimos que nada ha ocurrido, si pensamos que el derecho y la justicia ha mantenido su estructura clásica inmóvil, y sus rituales jurídicos siguen incólumes, cometeremos el culpable error de no ver el futuro que se nos avecina.
El abogado del futuro puede atender los requerimientos jurídicos de su cliente desde Santiago, pero también desde Londres. Litiga en Tribunales Ordinarios o Especiales, desde Chile y cualquier parte del mundo, representando a sus clientes sin importar las barreras físicas de la distancia, que se difuminan hasta ahora volverse inexistentes. Es decir, el abogado del futuro es un profesional más eficiente y capaz de producir efectos positivos a su alrededor, y, por lo tanto, un mejor auxiliar de la https://estadodiario.com/wp-content/uploads/2018/02/im4-1.jpgistración de justicia.
Las consultas legales telemáticas y la litigación exitosa mediante plataformas como Zoom, permiten avizorar el futuro de la profesión legal, la cual se muestra como dinámica, célere, y pone fin a cualquier trámite o diligencia presencial en instituciones públicas, generando nuevos espacios de relaciones digitales que tendrán que ser regulados normativamente y que, si bien en un inicio comprometerán recursos públicos significativos, a mediano plazo producirán un importante ahorro fiscal que llevará a Chile a ser un ejemplo mundial y líder en esta materia.
No es de sorprender que, de tomarse en serio este proceso y terminada la pandemia, la regla general será la litigación virtual inspirada en el principio de doble audiencia (preparatoria y juicio), dejando como excepción la presencialidad. Sumada a esta ola de cambios, en cuanto al sistema de notificaciones, no se descarta junto a la nueva constitución generar un sistema digital de notificaciones asociadas a la clave única personal, imponiendo nuevas obligaciones a los ciudadanos respecto a la actualización de sus datos personales, pero permitiendo una estructura de notificaciones virtuales que vaya avanzando gradualmente hasta terminar con el paradigma clásico del receptor judicial. Este punto se hace particularmente interesante ante el escenario de una nueva Constitución, y la discusión de renombrados académicos en Chile y el mundo, sobre la consagración de un derecho fundamental al internet.
Estos cambios traerán un mayor acceso de los ciudadanos a la justicia, disminuirán los costos de la misma, y entregará soluciones legales que permitan al país proseguir con una ruta de crecimiento en tiempos y velocidades antes insospechadas.
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